Era del consumo

“…El devenir moda de nuestras sociedades se identifica con la institucionalización del consumo, la creación a gran escala de necesidades artificiales y la normalización e hipercontrol de la vida privada. La sociedad de consumo supone programación de lo cotidiano; manipula y cuadricula racionalmente la vida individual y social en todos sus intersticios; todo se transforma en artificio e ilusión al servicio del beneficio capitalista y de las clases dominantes.”
LIPOVETSKY, G. El imperio de lo efímero: La moda y su destino en las sociedades modernas, Barcelona: Anagrama, 1990, p. 177.

La moda está íntimamente ligada al modelo capitalista y consumista. Se desarrolla y crece gracias al sistema que genera y satisface la necesidad de novedad en la sociedad. El hecho de que la moda esté al alcance de muchos, unido a la globalización y a la presión publicitaria, ha propiciado que ésta industria sea una de las más fuertes, ya que la gente desea comprar y poseer más. Se ha desarrollado así una mentalidad de consumo en el usuario, no sólo en la moda, que conduce a gastos innecesarios o mayores de lo que deberían ser. Ya no sólo importa el consumo del producto en sí; éste ha sido incrementado por el placer, la diversión y las sensaciones que lo acompañan.

“…la cultura de evasión se ha convertido en un nuevo opio del pueblo cuya tarea es hacer olvidar la miseria y la monotonía de la vida cotidiana…”
LIPOVETSKY, G. El imperio de lo efímero: La moda y su destino en las sociedades modernas, Barcelona: Anagrama, 1990, p. 251.

El sistema actual se basa en producir y consumir todo tipo de productos, con diferentes motivaciones y objetivos, pero dirigidos de alguna manera por las modas, los estereotipos sociales, los anhelos de una vida mejor o de una felicidad definida por la publicidad. Más allá de que se pueda pagar por una calidad de vida razonable, más ingresos y más consumo no producen necesariamente más bienestar o felicidad. De hecho, a medida que las personas ganan y gastan más, el materialismo creciente y la destrucción del capital natural suelen combinarse provocando una reducción del bienestar. Además cada vez se tiene menos tiempo para disfrutar porque hay que trabajar más para así poder mantener este tipo de estilo de vida.

Entonces, ¿por qué se da un consumo desmedido? Podríamos deducir que la práctica consumista y el anhelo de la novedad es la respuesta psicológica del ser humano al enfrentarse a la realidad y a la dificultad de poder interpretar la sociedad, el entorno y el futuro incierto. Existe también un cierto desconocimiento de uno mismo, de la identidad propia y de lo que se quiere, por eso quizá se materializa en un consumo rápido y constante.

“La moda, la ropa y el consumo proporcionan medios para hacer frente a los problemas del mundo moderno, que se caracteriza por una fragmentación y sentido del caos cada vez mayor. ”
ENTWISTLE, J. El cuerpo y la moda: una visión sociológica. Barcelona: Paidós, 2002, p. 171.

Para muchos consumidores lo que caracteriza la experiencia de comprar y usar ropa es la pasividad más que la acción. Los productos son cada vez más homogéneos, y esa uniformidad debilita la expresión individual y la imaginación, generando un vacío emocional en las personas y la ropa. A todas estas cuestiones contribuyen enormemente el sistema capitalista y la industria convencional de la moda, que fomentan el consumo inconsciente.

“Siendo calculadora, la sociedad industrial está condenada a formar consumidores que no calculan; si compradores y productores tuvieran la misma conciencia, la ropa se compraría y se produciría solamente en función del desgaste, es decir, con lapsos de tiempo muy prolongados; la moda, como todas las modas, se basa en una disparidad de las dos conciencias, la una tiene que ser ajena a la otra. Para confundir la conciencia económica del comprador es necesario desplegar ante él un abanico de imágenes, de motivaciones y de significaciones…”
SQUICCIARINO, N. El vestido habla: consideraciones psico-sociológicas sobre la indumentaria. Madrid: Cátedra, 1990, p. 176.

La moda siempre ha estado ahí, desde que el hombre decidió cubrir su cuerpo, pero el ritmo que ha alcanzado en la actualidad, compulsivo e inconsciente, hace que la moda actual sea un sistema insostenible, ya que está basado en el crecimiento y la acumulación constante de beneficios; y éste crecimiento ilimitado al que aspira el sistema choca con lo limitado de la naturaleza. Por lo tanto, como diseñadores, debemos desarrollar nuevas formas y sistemas que trabajen dentro de los límites de la naturaleza y que la respeten. Y como consumidores, debemos ser más racionales y responsables a la hora de comprar y consumir. De ello depende nuestro futuro y el planeta que dejaremos a generaciones venideras…

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