Consumidor Responsable

Actuamos según nuestras creencias, ideas y valores; los cuales están influenciados por el entorno, la familia, la sociedad, la información recibida pero también por la personalidad única de cada individuo. Generalmente todos deseamos vivir en un entorno saludable que tenga en cuenta el medio ambiente y la sociedad. Sin embargo, el modelo global implementado y todos los aspectos de nuestras vidas tienen un impacto negativo, por menor que sea, lo que hace difícil que los cambios surjan. A esto hay que sumarle la excesiva y, a la vez, poca información de la que dispone el ciudadano medio, que no sabe qué creer ni por dónde empezar.

La mayoría de consumidores se decanta por productos perjudiciales para el medio, debido a la falta de información pero también porque los beneficios sostenibles son percibidos en el medio o largo plazo, en contra de la ventaja inmediata de unos precios más baratos. Pero hay que tener en cuenta que los precios no son buenos indicadores de los costes reales que implica la fabricación de un producto ya que, no suelen incluir los costes medioambientales y sociales.

Para que haya un cambio real es necesario que a gran escala se modifiquen los comportamientos y conductas de las personas. Si cambiáramos las maneras de pensar, hacer, consumir y desechar, la sostenibilidad podría ser el nuevo modelo de vida. En este asunto es importante el papel de los responsables políticos, a los que se debe reclamar y exigir que apoyen emprendimientos relacionados con las energías renovables, la educación ambiental, la gestión de los residuos, la preservación de la biodiversidad, entre otros temas de igual urgencia. Más allá de la política no hay que olvidar que la clave de todo es el ciudadano que al tomar conciencia del poder real de su conducta y consumo puede hacer de cada acto un posicionamiento crítico y constructivo que lleve al cambio en la Industria.

Nuestro poder es grande. Al consumir no sólo satisfacemos una necesidad o un deseo personal. Al consumir estamos colaborando con empresas, procesos y demás factores que hacen posible que el producto se materialice y podamos adquirirlo; lo que tiene implicaciones de carácter económico, social y medioambiental, seamos concientes o no de ello. Por lo tanto, debemos ser capaces de consumir de forma sostenible y responsable, comprando lo necesario y eligiendo productos no sólo en base a su precio, sino también por sus impactos. En este sentido son buenas opciones el comprar a diseñadores y artesanos locales, a proyectos ecológicos o de comercio justo; también productos naturales, reciclados, reutilizados o de segunda mano.

Se acerca el “Black Friday”, un día en el que el consumo se potencia, por lo que informarnos y ser concientes a la hora de comprar, si es que compramos, va a ser un acto que la Tierra seguro va a agradecer.

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